martes, 17 de abril de 2007

El lazarillo ...

Normalmente el ser humano obtiene la mayoría de la información del medio que le rodea a través del sentido de la vista. En Educación Ambiental se trabaja muchas veces privando al individuo de este sentido para que, no sólo estimule su imaginación, sino que perciba lo poco desarrollados que tenemos otros sentidos como el oído y el olfato, si lo comparamos con otros animales.

El educador colocará en esta actividad a los participantes en fila, de tal forma que cada uno de ellos ponga sus manos en los hombros del que tiene delante. El primero de todos, le dará una mano al monitor, que por otra parte será el único del grupo que pueda utilizar el sentido de la vista. Para evitar que el resto puedan ver, necesitaremos tantas vendas como participantes. Partiendo de esta posición, el guía iniciará la marcha procurando tranquilizar a los demás para que se transite en absoluto silencio. Este cometido no resulta nada sencillo, pero con un poco de paciencia y buena capacidad de convicción, se puede conseguir. Recomendamos exponer esta condición antes de que se vende los ojos el grupo, haciendo entender a los participantes, que la actividad no será la misma si no siguen al pie de la letra las instrucciones. Conviene no caminar muy deprisa en esta primera fase del recorrido.

De esta forma, vamos recorriendo un camino más o menos tortuoso prestando mucha atención a todo aquello que vayamos percibiendo, como olores, textura del suelo bajo nuestros pies, diferencias de temperatura, brisa del aire, etc. Se pide al grupo que toque diferentes plantas o zonas del suelo, para que sientan distintas texturas y temperaturas. Es interesante terminar el recorrido ante un paisaje completamente diferente al del punto de partida. Una vez allí, trataremos de relajarnos al máximo mientras imaginamos como será el paisaje que tenemos delante. Cuando los participantes se quiten la venda contrastarán la visión imaginaria con la real y surgirá el debate sobre lo realizado.

Una alternativa es aprovechar la magia que ejerce la noche para realizar esta actividad. Lo que es seguro, es que al final del Lazarillo, habremos tomado conciencia de que para apreciar a fondo las maravillas de la naturaleza, debemos utilizar los cinco sentidos.

No hay comentarios: