miércoles, 4 de abril de 2007

Actividad privada ...

El final de un día de campo es un buen momento para realizar esta actividad, en la que se pretende que los participantes tengan un contacto personal e individual con los elementos del medio natural. Aconsejamos llevar: vendas para los ojos, que les ayudarán a concentrarse, y un cuaderno para escribir las sensaciones que perciban.

Se pide a todos que, en solitario, se alejen y se internen en el bosque. No se les comenta cuánto tiempo han de permanecer solos en la naturaleza, pero si que cuando concluya el mismo serán avisados mediante un silbido, por lo que no conviene que se distancien demasiado. Han de encontrar un lugar desde donde no tengan contacto con ninguno de sus compañeros y sentarse cómodamente en el suelo. Cuando se hayan familiarizado visualmente con la zona elegida, deberán colocarse la venda en los ojos y permanecer con ella unos 5 min. De esta forma, se favorece la apreciación de los sonidos y se experimenta mayor número de sensaciones. Una vez sin venda, escribirán todo aquello que estén sintiendo en esos momentos y seguirán disfrutando de la tranquilidad del bosque, hasta ser avisados.

Al transcurrir el tiempo, no más de 20 min., el moderador silbará para que vuelvan y cuando estén todos reunidos se iniciará una charla sobre la experiencia vivida. Saldrán a la luz muchas y variadas sensaciones, algunas de ellas incluso serán contradictorias (alegría, tristeza, soledad, compañía), con lo que podrán comprobar como cada individuo tiene su forma particular de comunicarse con el medio natural y siente de una forma especial el entorno, con diferentes intensidades y matices. Desde este punto de vista, existen tantas "Doñanas" como personas diferentes se acercan a ella.

A continuación, algunos párrafos que escribieron durante la realización de esta actividad en la Comarca de Doñana, jóvenes de varios Centros de enseñanza de Madrid y cuyas edades oscilaban entre los 15 y 17 años:

MARTA: "El viento sopla con poca fuerza pues no consigue llevarse las nubes, pero siento frío, ese frío que acompaña siempre a la soledad. La luz que me envuelve constituye mi soledad, pero si me pongo la venda en los ojos, me creo la sombra de este paisaje y dejo de sentirme sola."

ALBERTO: "Todo a mí alrededor es verde. Por un momento incluso me veo a mí mismo de color verde. ¿Será que empiezo a ser parte del bosque, que poco a poco soy absorbido por su alma verde? No tengo miedo, siento curiosidad y me dejo llevar..."

CRISTINA: "Lo intento y no lo consigo. Soy una extraña en un lugar maravilloso y cualquier impulso por mi parte de sentirme dentro de semejante paisaje, hace que éste deje de agradarme."

2 comentarios:

chule dijo...

Estaría por demás interesante, vivir una experiencia como esta.
Digo yo vivo en una de las grandes ciudades del mundo, de hecho, la mas grande, entonces, estamos siempre, con tantas cosas en la cabeza, demasiado apurados, demasiado de malas, como para detenernos un momento y respirar, aunque bueno, aunque lo hicieramos, solo lograriamos contaminar a los pulmones.
Esto es algo que tengo que hacer alguna vez, suena bastante bien, lo agregare a mi lista de cosas por hacer je je; si la verdad es que tengo miles de listas sobre las cosas mas insospechadas, como dices, es algo que me caracteriza.
Y bueno, con respecto a tu comentario en mi blog (gracias!!!), platicame un poco mas, que es en lo que crees que no fui del todo sincera?
Y si, de verdad que es genial el hecho de que seamos diferentes, imaginate el mundo de flojera que sería, si no existieran los matices, sería demasiado aburrido.
Me despido
Cuidate!!!!!

Penagos dijo...

Me gusta, siempre me gustó, esa parte de tu trabajo en la que me da que eres un experto en su desarrollo. A mí, como a la chule, también me gustaría vivir una experiencia de esas.
Besos