tu boca compartía mis alientos,
mis besos, mis caricias y los vientos
del sueño que el delirio arrasaba.
Soñé que en tu cuerpo encontraba
la ruta que perdiera en los cuentos
del loco batallar por los intentos
de ser y de sentir que te soñaba.
Qué triste ver la luz que se filtraba,
qué triste la humedad en el vacío,
qué triste el espacio que dejaba
la sombra de la noche y del frío.
Por eso en los momentos del hastío
yo sueño con soñar que te soñaba.
Manuel Beato del Rosal. Mayo 2.007.
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