domingo, 25 de febrero de 2007

Anochecer en Doñana ...

Al empezar hace un poco de frío. Comienza a oscurecer y noto una gran sensación de tranquilidad, parece que todo se bloquea, se para, es precioso, distinto. Huele muy bien, quizás un poco a húmedo. Los pájaros cantan como despidiéndose, lo vuelvo a decir, es como si todo se hubiese parado, parece que los animales se retiran. El cielo está de un azul más oscuro, él parece haberse parado también. Las nubes no se mueven y sólo se ve el sol por un pequeño hueco entre ellas. Me gusta que haga frío. Todo comienza a ponerse rojizo. Creo que siempre me acordaré de esto. Es distinto. No se oye ningún ruido que no sea natural, es muy romántico. Está más oscuro, los pájaros se cayan, se duermen. Las vacas, a lo lejos, ni se mueven. Siento más frío, quizás porque estoy quieta.

El color rojo se apaga. Siento plenitud y un poco de soledad, pero me gusta. Las nubes siguen en sus mismas posiciones. Es precioso y me siento muy romántica, es maravilloso. Me siento contenta y a la vez un poco triste, no se porqué pero me encanta. En el lado contrario al sol, ya casi es de noche, pero mirando hacia él se ve un color rosaceo. A los pájaros ya casi ni se les ve. Ahora el color es mucho más intenso, incluso da luz al reflejarse en el agua. No puedo ver el sol, pero el reflejo que provoca en las nubes es impresionante. Tengo más frío, me encanta.

Lo he decidido, el campo es mil veces más maravilloso que la ciudad: Si de mayor pudiera vivir en él sería feliz, quizas tanto como lo soy ahora. Por favor, que me acuerde de este momento toda mi vida. Soy demasiado romántica. El cielo está prácticamente oscuro, el color rojizo se apaga. La noche llega y tendremos que irnos. Yo no quiero, quiero quedarme, me encanta esta sensación, es maravillosa. En realidad, no se muy bien lo que siento, necesito más tiempo. Ya veo la luna. Está medio tapada por las nubes, pero sigue siendo igual de maravillosa. Me gusta mucho la luna.

Empiezo a sentir, no se, quizas miedo ante la soledad. Ya está todo oscuro, no hay color rojizo, ya es de noche. Siento miedo viendo la noche, felicidad. Me pregunto si realmente el miedo es malo. ¿Estoy triste?, tanta felicidad ¿me produce tristeza? No lo se y me pregunto si llegaré a saberlo. Esta tristeza me da una cierta felicidad y me hace valorar mucho más las cosas buenas. ¿Qué ha significado para mi la contemplación de este anochecer en la marisma de Doñana? Mucho, mucho más de lo que yo pensaba, ha sido importante, fundamental. En este momento, daría cualquier cosa por no olvidar, por poder retener en mi memoria todas estas sensaciones. Por favor, que no se me olviden NUNCA...


Carmen, Estudiante 3º bup. Febrero 1.991.

1 comentario:

Penagos dijo...

Encantadora y desconocida faceta de esta joven estudiante de 3º de Bup.
¡Qué bien sentir tan profundo y tan hondo!.
Puedo aseguraros que no olvidará ése momento y que alguien más será feliz con él y con ella.